Argentina agoniza. La albiceleste ha vuelto a perder, a jugar horrible y a perder el rumbo. Ya no depende de sí misma para clasificarse para el Mundial, y la cabeza de Maradona debería rodar (en sentido figurado) antes de que sea demasiado tarde.
Porque a la Argentina de Maradona es muy fácil pasarle por encima, y así lo ha demostrado Paraguay en el estadio Defensores del Chaco hace un rato. Los guaraníes han ganado 1-0, pero el resultado podría haber sido más abultado, y al combinado que dirige ‘el tata’ Martino (entrenador argentino, por cierto) sólo le ha hecho falta plantear un partido serio, con intensidad en la presión, y unas gotas de calidad arriba.
Y es que Paraguay (y Brasil, y Chile, y Ecuador, y Uruguay) tiene algo de lo que Argentina carece: entrenador. Porque no nos engañemos, Diego no lo es. Sigue siendo ese ’10’ que quiere ponerse la camiseta y salir a solucionar los partidos, pero que ahora se tiene que conformar con deseperarse en la banda como un tigre enjaulado.
Todo entrenador debe tener un poceso de aprendizaje, dirgir a chavales, a categorías inferiores y a clubes profesionales. Maradona se ha saltado todos los pasos intermedios para irrumpir directamente en el banquillo de la selección y ese peaje lo está pagando caro todo el país, porque resulta evidente que su equipo no está trabajado, que no conoce las tácticas, que no ensaya las jugadas a balón parado, en definitiva, que no conoce el ‘ABC’ del fútol.
Esas carencias provocan que Argentina no sepa a lo que juega y las convocatorias del ‘pelusa’ no ayudan precisamente a encontrar ese estilo propio tan demandado. Los cambios constantes hacen imposible la compenetración entre la pareja de centrales, la de mediocentros o la de delanteros. Cuatro porteros han pasado por la titularidad desde su llegada y ninguno se ha afianzado, y esa inseguridad se transmite a todas las zonas del campo.
Es inexplicable que ante la falta de un ’10’ recurra a un Verón que no es ni la sombra de lo que fue, y que si se le considera uno de los mejores jugadores de la liga argentina es porque este campeonato tiene un nivel ínfimo hoy por hoy. Un Verón al que se le acaba la gasolina a los 20 minutos, y que en el partido de hoy, cuando más le necesitaba su equipo para enlazar con los puntas, ha sido expulsado en el minuto 52′. Como igual de inexplicable es que Palermo sea la solución para la delantera, y que tenga que tirar del defensa Schiavi para que juegue de ‘9’. Mientras, gente como Higuaín, Diego Milito o Lisandro López, viéndolo por la tele.
Pero eso no es todo. Es vergonzoso ver como a Heinze no le mueve nadie de la titularidad, ya sea de lateral izquierdo o de central, a pesar de sus lamentables actuaciones. Lento, inseguro, rompiendo los fueras de juego y comprometiendo a sus compañeros de defensa en cada acción. Un desastre. Tan desastre como Gago (que me gustaba cuando llegó al Madrid, vaya ojo tengo) que es un cero a la izquierda que se dedica a deambular por el campo. Que ni crea ni distribuye, que va convocado a pesar de su desastrosa temporada en el Madrid, y que por si fuese poco contagia su indolencia al resto del equipo.
El verdadero problema es que todo esto no es lo peor. Lo peor es el espíritu del equipo. La endeblez, la fragilidad, la sensación de ser vulnerables. Nadie presiona, nadie se implica, a nadie parece importarle que Argentina pueda quedarse fuera del Mundial. La apatía reina en el vestuario y en el campo, y donde esto se hace patente es en los cracks.
Messi no es el mismo cuando juega con la selección, está como apagado. Lo intenta pero no le sale nada y el ‘kun’ desaparece en combate. Esto, al mismo tiempo que encumbra más a Xavi, Iniesta y Forlán, que son quienes realmente les hacen ser los mejores del mundo, muestra a Maradona como un seleccionador incapaz.
Como un D10s lejos de salvar a Argentina va camino de condenarla.
PD: España bien, como siempre. Ganó facil y se clasificó para Sudáfrica 2010. La que las pasó putas y nos las hizo pasar putas a todos fue la selección de baloncesto. Nos hizo falta una prórroga para ganar a los eslovenos (sin Smodis ni Vujacic ojo) y pasar a la siguiente fase. Cuando dejo de sufrir por los del fútbol, me hacen sufrir los del basket. ¡No gano para tranquimazines!.