Se cumplieron los pronósticos y la Argentina de Agüero y Messi ya tiene el oro olímpico colgado en el cuello de sus jugadores.
Al final valió la pena todo el tiempo (y probablemente dinero) invertido por la AFA para solucionar el enfrentamiento con el Barcelona y que ‘la pulga’ pudiese formar parte del combinado olímpico de la albiceleste, porque Messi es un jugador de talla mundial y en Pekín (en Shanghai mejor dicho) lo ha vuelto a demostrar.
El de Rosario ha sido el alma del combinado que dirige Sergio Batista durante todo el torneo, pero además nos ha dejado sobradas muestras de su inigualable calidad. En la final le dio la asistencia a Di María y fue el único que sobresalió en un partido romo, espeso y por momentos, aburrido.
Esta final se ha catalogado como la ‘revancha del 96’ cuando la Nigeria de Kanu, Okocha, Oliseh e Ikpeba entre otros, les arrebató el oro olímpico en el descuento con un gol del barcelonista Amunike, que hizo inútiles los goles del ‘piojo’ López y de ‘Valdanito’ Crespo.
Y los argentinos se han tomado la revancha doce años después. El ambiente era frío en ‘el Nido’, porque a los chinos esto del fútbol, como que les da bastante igual, pero en el césped casi no se podía respirar, no sólo por la humedad asfixiante, sino también por lo que había en juego.
El arranque argentino fue ilusionante, pero sus ocasiones no acababan de cristalizar. Di María volvió a mostrarse muy activo pero no estuvo secundado ni por Riquelme ni por Agüero. Nigeria, por su parte, estuvo agazapada atrás y esperando las contras para poder aprovechar la velocidad de sus delanteros Obinna y Odenwingie.
Sólo Messi parecía poder despertar a Argentina (y a los espectadores) de su letargo. Y así lo hizo. En el minuto 57′ le dio un pase al hueco a Di María que se internó por la izquierda y superó la salida del portero nigeriano Vanezkim con una preciosa vaselina. Era un gol bañado en oro.
De ahí al final del encuentro los argentinos se dedicaron a defender y los nigerianos mostraron su incapacidad para llegar a la portería, a pesar de la voluntad de sus delanteros. Messi tuvo la sentencia en sus botas pero falló una clara ocasión mano a mano con el portero. Las ‘Águilas Verdes’ tuvieron un arreón final, más por coraje que por calidad, pero hicieron sufrir a la albiceleste, que suspiró de alivio y estalló de alegría cuando el árbitro húngaro Viktor Kassai señaló el final del encuentro.
Y Argentina salió campeón. Su juego no ha sido brillante pero sí muy sólido, y además ha contado con Messi y con Ángel Di María, la sensación del torneo. El mediapunta del Benfica no partía como titular pero sus buenas actuaciones le hicieron indiscutible en detrimento del delantero del Nápoles Lavezzi (se notan los galones, porque por rendimiento el suplente debería haber sido Agüero). Tal ha sido la explosión de Di María que los rumores hablan de ofertas de clubes de primer nivel mundial, como el Chelsea o el Real Madrid.
Este es el gol de Di María que le ha dado el oro a Argentina.
PD: Nigeria, medalla de plata se merecía un homenaje y qué mejor que hacerlo con un vídeo tan memorable como éste